La Biblia, la Palabra de Dios escrita

La Biblia, la Palabra de Dios escrita
Las Santas Escrituras son fuente inagotable de eterna sabiduría que, por la acción del Espíritu Santo, la Iglesia nos la interpreta, nos la enseña y nos invita a vivirla.

CONCEPTOS FILOSÓFICOS QUE NOS AYUDARÁN A ENTENDER LA NATURALEZA DE DIOS Y LO QUE NOS HA REVELADO II


"Hace más de 2,400 años, Demócrito de  Abdera intuyó que el mundo debía estar formado por simples y  minúsculos granos de materia primordial a los que dio el nombre de átomos, que en griego quiere decir indivisibles. Cada uno sería distinto según la sustancia a la que perteneciera." *Toca imagen para agrandar.


3. Substancia física - material - corporal

Se refiere a la primera substancia creada en el plano físico o material y que da sostén, razón de ser y de existir a los entes físicos.

Pero ¿dónde radica o se localiza la substancia de los entes físicos?

Gracias a los adelantos y descubrimientos científicos, podemos por vía de evidencia y de razón llegar a ella. Veamos.

Cojamos como ejemplo el pan: ¿Dónde está localizada la substancia del pan? Como ya mencioné en la primera parte, según los pensadores antiguos al identificar la substancia de los entes físicos inmediatamente por debajo de los accidentes creían y podían afirmar que, la substancia, por ejemplo la del pan es la que hace que el pan sea pan y no otra cosa. Pero hoy en día ¿se puede mantener este concepto de substancia en los entes físicos? ¿Qué dice la ciencia al respecto?

Si nos dejamos llevar por el concepto de que la substancia es el primer ser creado que da el ser al ente y lo sostiene en la existencia, creo que vamos por buen camino.

Dejándonos llevar por la física y la química sabemos que el pan es lo que es o se forma gracias a una mezcla físico-químico de diversos compuestos orgánicos e inorgánicos que le permiten adquirir ese estado o naturaleza.

Luego esos compuestos orgánicos específicos ¿es la substancia del pan?

No. No pueden ser la substancia del pan, puesto que éstos, gracias a otro proceso físico-químico, están formados por la mezcla de elementos inorgánicos y simples llamados elementos: hidrógeno, nitrógeno, carbón, oxígeno...

Luego estos elementos, ¿son la substancia del pan? Parecería que sí, pero no.

Los elementos químicos son en realidad átomos, es decir, un ente formado por un núcleo constituido por protones y neutrones con electrones en su órbita.

Ahora bien, según la cantidad de electrones en órbita y de protones y neutrones en su núcleo en ese átomo, ése será el elemento correspondiente.

Entonces ¿ya hemos llegado a la substancia del pan?

Todavía no.

Gracias a los aceleradores de partículas se ha podido desintegrar los átomos dejando a los protones, neutrones y electrones libres; y estos a su vez han sido desintegrados o rotos en otras partículas más pequeñas llamadas quarks y leptones.

Cada neutrón y protón está formado por tres partículas de quarks; los electrones por leptones.

Nota. Hasta ahora se sabe que existen en la naturaleza 12 partículas elementales (seis quarks y seis leptones) las cuales interactúan entre sí por medio de otras partículas conocidas: fotones, bosones W y Z, y los gluones. (Revista Muy Interesante, agosto 2012).

Luego estas partículas, ¿constituyen la substancia del pan que comemos en la panadería o en el hogar?

Pudiera ser, pero no. Aunque ya estamos a un paso de llegar.

Hasta ahora se sabe que estas partículas son las más simples conocidas. Para que tengamos una idea: si se ampliara un átomo al tamaño de la Tierra, todo subcomponente de quarks y leptones serían del tamaño aproximado de un pomelo (toronja). De modo que estas partículas son la parte básica de la materia.

Pero ¿de qué están hechas estas partículas?

De ser los entes más pequeños y simples (es decir, que no están formados o construidos por otros entes más pequeños), el elemento o materia que los forma, ése sería la substancia primera creada. Luego todos los entes físicos estarían formados de dicha substancia.

Así pues, ya podemos establecer que la substancia del pan es la que forma a los primeros entes: los quarks, leptones, fotones, bosones y gluones (y las partículas que faltasen por descubrir) adquiriendo así cada una su propia naturaleza o esencia; estos a los protones, neutrones y electrones, cada uno adquiriendo su esencia o naturaleza específica que los llevará a actuar de diversas maneras; y estos a su vez los átomos de los diversos elementos químicos simples, cada uno con su propia esencia o naturaleza específica; estos, gracias a un proceso físico-químico se mezclan para formar los diversos compuestos (inorgánicos y orgánicos) cada uno de ellos con su esencia o naturaleza específica; y estos a su vez se mezclan o se unen gracias a un proceso muy complejo dirigido, no por la casualidad ni el azar, sino por la Inteligencia Infinita que con amorosa providencia dirige y gobierna el mundo, para constituir el grano, la harina y, luego, el pan que va a ser consumido por la especie humana.

Así pues, si la substancia física primera es la que da el ser y el existir a todos los entes físicos, podemos entender el por qué la sombra (ausencia de luz) y el frío (ausencia de calor) no existen, pues carecen de substancia. (De modo análogo, de igual manera el mal moral en el ser humano no existe pues éste es ausencia voluntaria de bien, es así que, aunque se da en la realidad no puede existir por sí mismo, sino en aquel que rechaza y odia el Bien).

Si Dios retirase por un instante su poder conservador de la substancia de todos los entes corporales, ésta dejaría automáticamente y en un instante de existir; luego todos los entes que son por ella, serían también automáticamente aniquilados, dejarían de existir, pues el ser entes individuales lo es por los accidentes que sólo pueden existir en la substancia.


Nota. Opinión físico-filosófico sobre la transubstanciación (la presencia real de Cristo en la Eucaristía)


Uno de los grandes misterios de la fe católica se refiere a la presencia real de Jesucristo bajo la apariencia de pan y vino consagrados. Esta realidad como verdad divinamente revelada es creencia común en la Iglesia desde la época apostólica (ver tratados a pie de página). De que Cristo se hace presente bajo apariencia de pan y vino, como dato de fe se fundamenta en las palabras de Cristo en la Última Cena: “Esto es mi cuerpo…, esta es mi sangre…” El verbo “ser” (“es”-estin en griego) indica una identificación y presencia real y verdadera de Jesús con el pan y el vino, NO un símbolo, figura o representación. Pero ¿cómo se da esa presencia? Los primeros cristianos sabían que en el pan y vino consagrados estaba Cristo, pero ¿qué es lo que cambia en ellos y por qué se pueden seguir viendo y sintiendo como pan y vino? La respuesta la hallaron en la filosofía griega cuyos términos ayudaron a entender y explicar, en un lenguaje humano, dicho misterio. ¿Qué cambia en el pan y el vino?: la substancia; ¿qué se mantiene?: los accidentes que recubren la substancia, la individualizan y la actúan.


Ahora bien, el problema surge en la actualidad cuando el sentido de substancia en los entes físicos se altera debido a las aportaciones físico-químico de la ciencia moderna. Si antes se aseguraba que la substancia es lo que hace que el pan sea pan y no otra cosa, hoy en día lo que hace que el pan sea pan y no otra cosa ya no es la substancia, sino la mezcla físico-químico de compuestos orgánicos e inorgánicos que lo constituyen. Entonces ¿ya no sería la substancia del pan consagrado la que cambia? Sí, sigue siendo la substancia del pan consagrado, pero hay que ir más allá de lo que los pensadores antiguos habían inferido a falta de datos que sí poseemos hoy.

La siguiente es una opinión físico-filosófico sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía, basado en lo anteriormente expuesto con respecto a la substancia y que la Iglesia tendrá la última palabra. Por lo tanto, lo que voy a exponer a continuación es mi opinión que podrá ayudar a explicar y entender, al modo humano, qué es lo que en el pan y vino cambia, se transforma en la carne y sangre de Cristo, para así ser fácilmente defendida contra los incrédulos y los que aun, en la misma Iglesia, puedan tener dudas.

Recordemos que el concepto de substancia es filosófico, NO dogmático ni mucho menos pertenece a la divina revelación. Los primeros pensadores cristianos la utilizan para explicar qué es lo que cambia en el pan y el vino (pues algo tiene que cambiar) que daría respuesta al porqué se continúa viendo y sintiendo pan y vino. Y como el pan y el vino son entes físicos, lo que en ellos se transforma también tiene que ser físico.

Según los filósofos griegos, como Aristóteles, pensaron que todo cuanto existe posee substancia como fundamento de su ser y existir (ver primera parte de esta obra sobre la substancia). Hoy en día el término es más amplio y, para nuestro propósito, requiere una explicación más acorde con la realidad actual, máxime cuando el concepto clásico de substancia ha sido ampliado (no eliminado) por el conocimiento científico en los entes físicos.

Teniendo en cuenta lo que la ciencia ha demostrado que, una cosa o ente es lo que es, no por la substancia, sino por un proceso físico-químico, tratar de explicar, en nuestro caso, qué cambia en el pan y el vino durante la consagración utilizando el concepto de substancia en su definición clásica, entiendo yo, sería como indicar que tal cambio es de un modo abstracto y, por ello, simbólico. Esta  transformación al ser real y verdadera (no simbólica ni abstracta) y al darse en un ente físico, el elemento que cambia (se transforma)
 debe ser también físico o material. Vuelvo y repito, esta opinión queda a la última palabra de la Iglesia o que sea clarificado con una mejor y más exacta explicación.

Aclaro que, a mi mayor entender, aquí no se ha tocado para nada el dogma, sino un término filosófico que, en nuestros días gracias a la ciencia, ha ampliado el concepto que los antiguos pensadores tenían de él.

El dogma establece como verdad infalible e incuestionable para todos los católicos que quieran ser fieles a la Iglesia y permanecer unidos a ella que, durante la consagración por un ministro válidamente ordenado, la substancia del pan y la substancia del vino se transforman (transubstanciación) en el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Ahora bien, pero ¿qué substancia? preguntará el incrédulo aduciendo que ésta no puede ser identificada ni puede ser vista por microscopios, etc., y así concluye que es toda una ficción tal conversión.

Primeramente, cuando hablamos de la substancia del pan, ¿a qué substancia nos referimos? Se dice, en sentido filosófico que, en este caso la substancia del pan es lo que hace que el pan sea pan y no otra cosa (e igualmente el vino o cualquier otro compuesto). Esta definición, a primera vista muy abstracta, resulta para el incrédulo muy superficial e ilógica, pues argüirá que lo que hace que el pan sea pan es la mezcla físico-químico de otros compuestos orgánicos e inorgánicos que lo forman, etc.

Hay que aclarar que, cuando la teología utiliza el término filosófico substancia, en este caso del pan y del vino, lo hace para indicar que ha habido una transformación real y verdadera de aquello que los mantiene en el existir y les da su razón de ser. Luego esta substancia hay que buscarla en esta línea que nos lleve a la realidad del ser en cuestión. Y así, ante la pregunta, ¿cuál substancia?, la respuesta debería ser...

a. ...¿substancia espiritual? No, porque la substancia que buscamos es la del pan y el vino, que son entes físicos, no espirituales y, por consiguiente no poseen nada espiritual, luego su substancia debe ser también material.

b. ...¿substancia intelectual? No, porque ésta va a los entes o seres de razón y a la imaginación, no a las realidades espirituales o físicas. Y tampoco va a las formas abstractas que darían a entender ser simbolismo, representación o figura.

c. ...¿substancia física? Siendo el pan y el vino entes físicos, la substancia que los sostienen en el ser y existir debe ser también físico. Pero, ¿dónde radica esa substancia? Ante esta realidad, la ciencia física moderna nos ha abierto una ventana para acceder a ella. Como bien dirá el incrédulo, lo que hace que el pan sea pan y el vino sea vino no es propiamente la substancia, sino la mezcla físico-químico de compuestos orgánicos e inorgánicos. Luego hay que ir más atrás, al principio del ser. Y así, esos compuestos (orgánicos e inorgánicos) son a su vez, como ya hemos visto, una mezcla físico-químico de elementos simples como el hidrógeno, el nitrógeno, carbón, oxígeno, etc. (Remito al lector a lo anteriormente dicho sobre este asunto). Por consiguiente, la substancia del pan y el vino que, en la consagración por el ministro válidamente ordenado, se convierte, cambia, se transforma (transubstanciación) en el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vendría siendo la substancia primera creada que es la base y fundamento existencial de todos los entes físicos.


Recordando lo que se dijo, la substancia del pan es la que forma a los primeros entes que lo constituyen: los quarks, leptones, fotones, bosones y gluones adquiriendo así cada uno su propia naturaleza o esencia; estos a los protones, neutrones y electrones; y estos a su vez los átomos de los diversos elementos químicos simples; estos, gracias a un proceso físico-químico se mezclan para formar los diversos compuestos (inorgánicos y orgánicos); y estos a su vez se mezclan o se unen gracias a un proceso muy complejo para constituir el grano, la harina y, luego, el pan que va a ser consagrado en la misa.

Esta verdad, no teológica (y que la Iglesia tendrá la última palabra), que he expuesto aquí nos abre un mundo maravilloso en la forma y manera de entender este gran misterio del amor divino (pues sigue siendo un misterio que hay que creer por fe) de la presencia verdadera, real, física y, por consiguiente, substancial de Jesucristo bajo las apariencias de pan y vino. Esta verdad nos puede llevar a entender que esta presencia es física y metafísica a la vez: física por ser el cuerpo de Jesucristo tal y como es descrito en Lucas 24, 36-43; y metafísico por ser una substancia espiritualizada y divinizada por la Resurrección.

Es por eso que los accidentes (todo lo que reviste a la substancia, la individualiza y la actúa) del pan y del vino pueden permanecer totalmente íntegros y seguir siendo real y verdaderamente el cuerpo y la sangre de Cristo. Es por eso que no podemos ver, ni a simple vista ni por el microscopio la presencia real de Cristo. De esta manera podemos argumentar que nuestra fe es del todo razonable y sólidamente creíble, pues no se fundamenta en meras especulaciones, sino en el poder de Dios y en un hecho que está acorde con la realidad objetiva y la promesa infalible de Cristo mismo en la Última Cena.

De esta manera podemos entender cuando Dios manifiesta, en su infinita misericordia para ayudar a nuestra poca fe, de un modo milagroso al hacer visible y patente la realidad de su carne y sangre. Cristo permite que, en los milagros eucarísticos, los accidentes adopten (de un modo visible y palpable) la realidad substancial de su carne y sangre.

Esta realidad aquí expuesta me lleva a reflexionar y entender que la presencia de Jesucristo en la eucaristía es mucho más real y verdadera que la de los demás entes físicos. Me explico, y ésta es mi opinión que puede muy bien ser aceptada o rechazada, sólo pido que antes de que se tome una decisión a favor o en contra se estudie y reflexione con mucho detenimiento y profundidad.

Todos los entes físicos existimos y somos gracias al primer ser o substancia creada por Dios; pero esa substancia para poder actuar e individualizarse necesita de los accidentes. Así pues, por ejemplo, para que nuestros cuerpos llegaran a ser lo que ahora son se necesitó que la substancia se constituyera accidentalmente en los primeros entes (las partículas de quarks y leptones), y estas a su vez en protones, neutrones y electrones, y estas a su vez en los átomos de los diversos elementos químicos, y estos a su vez se mezclaran en compuestos orgánicos e inorgánicos, y estos a su vez se mezclaran en otros procesos físico-químicos para dar origen y forma a nuestro cuerpo actual: carne y sangre. Como vemos, todos los pasos que se han dado desde las primeras partículas hasta lo que somos ahora es lo que constituye las formas accidentales del ser (pero sí necesarias y esenciales para que se dé el ente como tal).

Luego puedo afirmar que, aunque todo mi cuerpo está construido sobre el fundamento de la substancia (sin la cual no podemos ser ni existir), ésta no es, propiamente dicho, carne ni sangre (aunque éstas están construidas sobre aquella o de aquella). La substancia, por la que existe mi cuerpo, no es carne ni es sangre. Por consiguiente yo me identifico, como hombre, no con la substancia sino con la forma accidentar de ésta que es la naturaleza humana.

Por eso digo que, en la eucaristía la presencia de Cristo es muchísimo más real porque, no son los accidentes los que cambian y se transforman (de ser así, sería visible y palpable tal presencia, como sucede a todos los entes físicos), sino que es la substancia física la que se transforma en el cuerpo y la sangre de Cristo.

Luego lo maravilloso de esta realidad es que, todo el pan y todo el vino es el mismo Jesucristo aunque veamos y percibamos solamente los accidentes. Mientras que en los entes físicos se distinguen por los accidentes y se identifican con sus respectivas naturalezas, pero no así la substancia que es la misma en todos los entes físicos.

Esto, bien estudiado y reflexionado, nos debe proveer un arsenal de argumentos a favor de la presencia verdadera, real y substancial, por lo tanto física de Cristo en la eucaristía. Para los católicos debería ser argumento que afiance y fortalezca la fe, para el incrédulo argumento convergente y convincente que le dé a entender, aunque no quiera creer, que esta fe es totalmente razonable y de acuerdo a la realidad objetiva.



F. Ser y no ser. El concepto NADA

Para que un ente exista necesita de substancia, luego existe; si no existe la substancia, no puede existir el ente. Y ¿qué es substancia? Remito al lector a la primera parte.

Ahora bien, el hecho mismo de “no ser” indica que no existe, luego no puede él mismo darse la existencia como algunos "intelectuales" pretenden que así es, pero no puede ser puesto que, de hecho, no existe.

Algo que debemos tener muy en claro es que, el “no ser” no radica en un lugar llamado nada. Muchos confunden la nada con un lugar o estado de donde van saliendo cosas. Hay científicos (y otros tantos no científicos) que la confunden con el vacío. Pero el vacío realmente ya es algo con propiedades propias como la dimensión pues ocupa espacio. De que de ese vacío salga o se cree algo es del todo falso e indica falta de conocimiento en los conceptos. Por eso hay "intelectuales" que creen y todavía hablan de la materia que se va creando en el universo. Por más teorías que se inventen (como, por ejemplo, que según se va expandiendo el espacio de él va surgiendo materia ¿Cómo? ¿De dónde? ¿De la “nada”?) no pueden hacer que lo que no existe se dé él mismo la existencia, por el hecho mismo de no existir.

De la nada no pueden salir ni sacarse cosas, pues la nada no existe, luego no es un lugar; la nada es un ser de razón, un concepto puramente intelectual o de razón para designar lo que no es, lo que no existe, por lo que la nada no existe en el mundo real y físico.

No se puede decir que la nada está aquí o allá, pues no es un lugar que pueda ser ubicado.

Cuando se dice que Dios crea de la nada, se quiere decir e indicar que Dios da el ser a lo que antes no era, y el existir a lo que antes no existía. Luego no es que Dios saque seres de la nada, pues de la nada, nada se puede sacar, pues ni siquiera ella misma existe ni puede existir.



Te puede interesar:


*Sobre la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Este tratado está muy completo (bíblico, histórico, teológico y filosófico








Tercera parte
F. Ser y no ser. El concepto NADA (toca aquí para continuar)

___________________


Oasis de Salvación y verdad, toca aquí para: Información y formación para el católico de hoy (tratados, vídeos, blogs y páginas web, otros) sobre Dios, Jesucristo, Iglesia, Divina Revelación (Biblia y Tradición), Dogmas de fe, protestantismo y ateísmo, leyendas negras contra la Iglesia y las contribuciones de la Iglesia a la Humanidad...


No hay comentarios:

Publicar un comentario