Por: Ariel Álvarez Valdés
La Iglesia reelaboró y actualizó el elenco de los 10 mandamientos, para que pudieran estar a la altura de la nueva moral cristiana.
No están todos los que son
Los protestantes suelen acusar a la Iglesia Católica de haber cambiado los 10 mandamientos. Afirman que en la Biblia (Éxodo 20, 1-7), el 2º mandamiento dice "no te harás imágenes ni escultura alguna de cuanto hay en los cielos, ni en la tierra, ni en las aguas, ni debajo de la tierra", y que los católicos lo han suprimido. Esto es verdad. Aunque sólo en parte.
Pero entonces ¿la Iglesia tiene autoridad para cambiar los mandamientos? Para aclarar esta cuestión hay que estudiar la historia de los mandamientos.
Cuenta el libro del Éxodo que, al verse libre de la esclavitud de Egipto, el pueblo de Israel caminó durante tres meses por el desierto hasta llegar al monte Sinaí. Moisés subió a la cima. Y en medio de truenos, temblor de tierra, fuego y resonar de trompetas, se le apareció Yahvé y le entregó los mandamientos.
¿Doce Mandamientos?
La Biblia dice claramente que los mandamientos son 10 (Deuteronomio 4, 13; 10, 4). Pero aquí está la primera dificultad: cuando los contamos nosotros, en realidad no aparecen 10 sino 12 mandamientos. Estos son:
1º. No tendrás otros dioses fuera de mí.
2º. No te harás escultura ni imagen alguna.
3º. No te postrarás ante ellas ni les darás culto.
4º. No tomarás el nombre de Yahvé tu Dios en vano.
5º. Recuerda el día del Sábado.
6º. Honra a tu padre y a tu madre.
7º. No matarás.
8º. No cometerás adulterio.
9º. No robarás.
10º. No darás falso testimonio contra tu prójimo.
11º. No desearás la casa de tu prójimo.
12º. No desearás la mujer de tu prójimo.
En busca de los diez
Si la Biblia indica que los mandamientos eran 10, ¿cómo hay que contarlos para que dé este número? Judíos y cristianos debatieron el tema desde antiguo, y propusieron diversas maneras.
Los primeros intentos fueron los del judío Filón de Alejandría y del historiador Flavio Josefo, ambos del siglo I dC. Según ellos, el 1º mandamiento es el que manda tener un sólo Dios. El 2º prohíbe hacer imágenes y el postrarse ante ellas. El 3º ordena no tomar el nombre de Dios en vano. El 4º prescribe santificar el día del Señor. A los que van del 5º al 9º los enumeramos como están. Y el 10º sería todo el v. 17, es decir, no desear la mujer del prójimo ni codiciar los bienes ajenos.
Esta clasificación distinguía 4 mandamientos para con Dios y seis para con el prójimo, y fue aceptado por varios escritores cristianos antiguos, como Orígenes, Tertuliano y San Gregorio Nacianceno. Y es la que actualmente siguen los protestantes luteranos, calvinistas y anglicanos.
La propuesta judía
Sin embargo, el judaísmo oficial no la aceptó. Cuando los rabinos escribieron el Talmud, su libro sagrado, propusieron otra manera de contarlos. Consideraban el v. 2 como si fuera el 1º mandamiento, cuando en realidad es sólo el prologó o presentación del Decálogo ("Yo Yahvé, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de la esclavitud"). Luego, para formar el 2º reunieron los tres siguientes, o sea, la prohibición de tener otros dioses, de fabricarse imágenes, y de postrarse ante ellas. El 3º mandaría no tomar el nombre de Dios en vano, el 10º reúne en uno solo la codicia de la mujer del prójimo y de los bienes ajenos.
Todos los judíos adoptaron esta segunda división, también de 4 mandamientos para con Dios y 6 para con los hombres.
La propuesta cristiana
Pero en el siglo V san Agustín, uno de los mayores doctores de la Iglesia, propuso una tercera división de los mandamientos.
A semejanza de los rabinos del Talmud, afirmaba que los preceptos de no tener otros dioses, no fabricarse imágenes, y no postrarse ante ellas, eran en realidad un solo mandamiento dicho de diversas maneras pero referido al mismo: evitar la idolatría o el culto de falsos dioses. Por eso entendía que había que juntar los tres y hacer un solo mandamiento. Pero éste no sería el 2º, como para los rabinos, sino el 1º.
Así, Agustín coloca como 2º mandamiento el siguiente de no tomar en vano el nombre de Dios, y como 3º el de santificar las fiestas. Pero por haber juntado los primeros mandamientos, ahora le faltaba uno para completar la lista de 10. Entonces desdobló el 9º mandamiento del v. 17 en dos distintos: el 9º que prohibía desear la mujer del prójimo, y el 10º referido a los otros bienes del prójimo. Fue el primero en proponer en este versículo dos mandamientos distintos.
La nueva clasificación de san Agustín sólo reconocía 3 mandamientos para con Dios, mientras que los otros 7 eran para con el prójimo. Según él, una razón de conveniencia lo llevó a esto: con tres preceptos referidos a Dios quedaba mejor "insinuada" la Santísima Trinidad.
Esta tercera manera de dividir los mandamientos fue seguida por casi todos los teólogos cristianos y estudiosos medievales, y se impuso luego en la Iglesia Católica.
Para aprender el catecismo
A partir del siglo XVI, cuando comenzaron a divulgarse los catecismos populares, se vio la necesidad de hacer memorizar a la gente los 10 mandamientos como examen de conciencia para la confesión y como aliciente para la vida espiritual. Pero así redactados aparecían desactualizados, ya que pertenecían a una época en la que los israelitas tenían aún una moral primitiva. No tenían en cuenta el progreso de la revelación que Jesús había traído con su vida y sus enseñanzas.
Por ejemplo, el Decálogo mencionaba a "otros dioses" porque en ese entonces los israelitas creían que realmente existían otras divinidades para los demás pueblos; pero hoy ya sabemos que existe un único Dios para todas las religiones. Hablaba de no hacerse imágenes, mientras que en el Nuevo Testamento, Cristo es la imagen de Dios invisible (Colosenses 1, 15), y por lo tanto es lícito a los cristianos expresar su fe con imágenes.
Mandaba santificar el sábado, mientras los cristianos conmemoraban como día de salvación el domingo, cuando Cristo venció a la muerte.
La Iglesia, pues, resolvió elaborar un nuevo Decálogo para el catecismo, mejorándolo con lo que Cristo había superado del Antiguo Testamento, de la misma manera que habían quedado suprimidos de la vida cristiana los sacrificios de animales del Antiguo Testamento, el degüello de ovejas, la quema de novillos y las sangrientas matanzas diarias de corderos en el Templo.
Mandamientos cristianos
En la nueva lista se suprimió del 1º mandamiento lo de los otros dioses, y fue formulado de una manera positiva y más perfecta: "Amar a Dios sobre todas las cosas".
El 2º, de las imágenes, quedó eliminado pues su significado era el mismo que el del anterior: no caer en el culto de cosas que reemplacen a Dios. Su lugar fue ocupado por el mandamiento que seguía de no tomar el nombre de Dios en vano.
Del 3º, sobre santificar un día de la semana en memoria del Señor, sólo se modificó el día. En vez del sábado se impuso el domingo, por la resurrección de Cristo.
El 6º prohibía el adulterio, es decir, que una mujer casada se uniera a otro hombre. Pero no estaba prohibido que un hombre casado se uniera a cualquier mujer soltera. La Iglesia lo convirtió en la prohibición más profunda y exigente de "no fornicar", es decir, se proscribió la relación extramatrimonial tanto del hombre como de la mujer.
El 7º "no robarás", que en el lenguaje hebreo se refería al secuestro de una persona, se convirtió en el más genérico de "no hurtar", que incluía cualquier clase de propiedad.
El 8º aludía exclusivamente a no dar falso testimonio en los juicios. Por ello se le agregó "no mentir", para adaptarlo a cualquier otra circunstancia de la vida.
Finalmente el 10º, que ordenaba no desear a la mujer ni a las demás pertenencias del prójimo, fue desdoblado en dos: el 9º, referido en primer lugar y solamente a la mujer, y el 10º sobre los demás bienes del hombre.
De esta manera la Iglesia reelaboró y actualizó el elenco de los 10 mandamientos, para que pudieran estar a la altura de la nueva moral cristiana. Por eso es que no coincide la lista de los mandamientos de la Biblia con la que nos enseñaron en el catecismo.
Así, pues,... la Iglesia, el nuevo pueblo de Israel, cuando lo creyó conveniente reactualizó esos 10 mandamientos para la vida de los cristianos en la Iglesia. En esto sigue la tradición de la Biblia.
Lo que en verdad importa es que se ponga en práctica todo lo que el texto sagrado enseña: que el hombre adore sólo a su Creador, que no dañe a su prójimo, y que no codicie sus bienes.
De Yahvé a Jesús
Una vez un joven le preguntó a Jesús qué debía hacer para salvarse (Marcos 10, 17-22). Y el Señor le contestó que cumpliera los mandamientos. Pero sólo le mencionó los preceptos referidos al prójimo (no matarás, no robarás, no mentirás). Llama la atención e impresiona la ausencia del 1º mandamiento en labios de Jesús de seguir sólo a Yahvé, cuando se ve la importancia y centralidad que tenía para los judíos.
Pero el diálogo continúa. Como el joven ha observado los mandamientos desde su infancia, Jesús le pide que deje todo y lo siga a él. Aquí reaparece el 1º mandamiento. Jesús se aplica a sí mismo la antigua exigencia de seguir exclusivamente a Yahvé. Realiza así una interpretación nueva y revolucionaria del mandamiento principal, inaudita y sólo posible al Hijo de Dios. Seguir a Jesús es, pues, el nuevo Decálogo de los Cristianos.
Vídeo (Padre Luis Toro): Los 10 Mandamientos / Sábado o Domingo ¿Quién cambió los mandamientos? ¿Por qué el domingo y no el sábado? Excelente explicación con la Biblia.
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De doce, nada: 10 y están bien claritos. Basándose en el segundo, los primeros cristianos condenaron las imágenes griegas y romanas, a las que llamaron ídolos, procediendo en muchísimos casos a su destrucción. Lo que vino después con las imágenes ya lo sabemos. Es muy conveniente decir siempre a verdad, sin arrimar el ascua a nuestra sardina.
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