Primera parte: En qué consiste (imagen-ídolo / veneración-adoración-idolatría)
Por: Gerardo Cartagena Crespo
Introducción: Aquí veremos cómo los protestantes tergiversan la verdad y cómo manipulan la Biblia para hacerle decir lo que no dice.
Si fuese verdad que la Iglesia católica es idolatra y promueve la idolatría y, por lo tanto, los católicos somos idólatras, deberán probar estas dos graves acusaciones, de lo contrario incurren en un grave pecado de calumnia, difamación y falso juicio por el que condenan a todos los católicos "a las pailas del infierno".
1. Según las acusaciones de idolatría por parte de las sectas la Iglesia Católica cree, enseña y predica que existen otras divinidades distintas a Dios y que comparten sus mismos atributos. Estos grupos dan a entender que la Iglesia Católica cree seriamente que ellas (imágenes, santos, Virgen María) poseen poder divino propio, hacen prodigios y milagros y son las que, en realidad, nos dan la salvación. Dios y Jesucristo serían un camuflaje para encubrir todo este tipo de idolatría. Ante esta grave acusación deberán probar lo siguiente: ¿Existen documentos, declaraciones, cartas pastorales, encíclicas, concilios, comentarios privados o públicos de papas, obispos, teólogos, exegetas... en el que se haya dicho, insinuado, manifestado y, por ello, enseñado que la Virgen María, Madre de Jesucristo (Dios y hombre verdadero) y los santos han sido salvos por ellos mismos, sin la necesidad de la redención de Cristo, y que por ello tienen un poder propio de intercesión ante el Padre y no ante Jesucristo y al margen de Jesucristo? ¿Que ellos, María y los santos, tienen poder y méritos propio por el que realizan obras milagrosas sin intervención de Jesucristo? ¿Que sus respectivas imágenes o representaciones, deben ser objetos de un culto especial de adoración equivalente al que se le debe dar a Jesucristo como Dios, y que tienen poder propio por el que ejercen y realizan prodigios y milagros? ¿Dónde están tales documentos que promueven y enseñan tales disparates? De no presentarlos (y de hecho no pueden porque NO existen), los protestantes, sectarios y "cristianos" independientes (promotores de la anarquía de la fe) están promoviendo todo tipo de mentiras. Y ya ellos saben lo que dice la Biblia sobre los mentirosos.
2. Cuando un no católico acusa a un católico de idólatra, para que su juicio sea cierto, deberá probar, fuera de toda duda, que el tal católico cree seria y verdaderamente que la Virgen María, los santos y sus respectivas imágenes o representaciones sí son un tipo de divinidad en la Iglesia, por lo que merecen un culto especial paralelo al de Cristo-Dios, por lo que se puede confiar en ellos sin necesidad de acudir a Jesucristo; deberán probar que el tal católico cree seria y verdaderamente que ellos, María y los santos, tienen poder propio por el que nos conceden todo lo que le pedimos, y ello sin necesidad de recurrir a Jesucristo; deberán probar que el tal católico cree seria y verdaderamente que las imágenes poseen por sí mismas un poder de protección contra todo mal y de otorgación de milagros y peticiones de toda clase. Cuando los no católicos acusan a los católicos de idólatras, ¿poseen ellos algún poder divino por el que pueden leer la mente y conocer el corazón de los católicos para lanzar y emitir un juicio tan grave como ese? Y si hubiese algún católico que creyera seriamente así, es la misma Iglesia Católica quien lo acusaría de pecado de idolatría.
Así pues, si los protestantes quieren caminar sobre arenas movedizas, carbones encendidos y nadar en un río violentamente crecido, deberán saber que, de continuar con tales acusaciones se van a dañar y condenar a sí mismos, pues con la misma vara que midan serán medidos.
NOTA. Importante tener Biblia en mano para búsqueda y estudio de los textos. Se hace así para estimular el uso de la Biblia.
I. Aclarando ideas
"El culto que los católicos tributamos a las imágenes es relativo, es decir, que no se refiere a la materia que están formadas, sino a las personas que las imágenes representan".
Es lamentable e indignante el ver que, a pesar de la exactitud y claridad de la doctrina de la Iglesia Católica referente a las imágenes, la inmensa mayoría de los protestantes se empeñen en tacharnos de idólatras, como si los católicos creyéramos y que la Iglesia enseñase que las imágenes fuesen seres divinos y que, por lo tanto, les adoramos y creemos que tales figuras tienen algún tipo de poder.
II. Testimonio del siglo II (años del 101 al 200)
"A la 'orientación' de la oración se añade ya desde el siglo II la práctica de orar ante una cruz, que se coloca en la pared (en madera o pintada) de forma que el orante esté de cara al oriente. Los textos primitivos permiten reconocer claramente también en esto una motivación escatológica: La cruz, como signo de triunfo, precederá al Señor en su segundo advenimiento... El uso insistente de la cruz en la orientación de la oración de los cristianos se ve sin duda favorecida por el empleo general del signo de la cruz en la piedad privada y en el culto litúrgico, tal como lo atestiguan en múltiples textos los escritores del siglo II.
Valgan por todos las palabras de Tertuliano: "Al salir de casa y caminar, al comenzar o concluir, al vestirnos y calzarnos, al bañarnos y sentarnos a la mesa, al encender las luces, al irnos a la cama, al sentarnos, en cualquier otro ejercicio diario, signamos nuestra frente con la cruz" (Manual de Historia de la Iglesia Católica. Vol. I, Hubert Jedin, 1980. Pág. 442).
III. Acusación y respuesta católica
Los hermanos separados en su empeño de achacarnos que el uso de imágenes está prohibido por Dios, citan el siguiente texto:
Éxodo 20, 1-5: "Entonces Dios dijo todas estas palabras: «Yo soy Yahveh tu Dios, el que te sacó de Egipto, país de la esclavitud. No tengas otros dioses fuera de mí. No te hagas estatuas ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses, ni les des culto,...»".
*1. ¿Qué dice el texto?
A. «Yo soy Yahveh tu Dios, el que te sacó de Egipto, país de la esclavitud.
B. No tengas otros dioses fuera de mí.
C. No te hagas estatuas ni imagen alguna...
D. ...de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra.
E. No te postres ante esos dioses,...
F. ...ni les des culto.
Nota. Cada parte de este texto será discutido y analizado en este estudio bíblico
*2. ¿Qué nos dice el texto?
-Estudia, analiza y comenta las partes del texto.
A. «Yo soy Yahveh tu Dios, el que te sacó de Egipto, país de la esclavitud...
*Dios se identifica como el único autor de todo cuanto existe y de todo cuanto es obrado y manifestado.
*A Él y sólo a Él se debe reconocer como el Único Dueño y Señor de toda la creación.
*La Iglesia Católica cree y enseña esta verdad que es fundamental para la salvación. Solo Dios es. Todo lo demás que existe es criatura suya y sometida a su voluntad.
*Por consiguiente, para la Iglesia Católica, considerar otras entidades al margen de Dios y con autoridad y poder propio, es idolatría.
Veamos cuál es la enseñanza de la Iglesia al respecto según el Catecismo…
Catecismo de la Iglesia Católica
EL PRIMER MANDAMIENTO
«Yo, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto» (Ex 20, 2-5).
«Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto» (Mt 4, 10).
I “Adorarás al señor tu Dios, y le servirás”
2084 Dios se da a conocer recordando su acción todopoderosa, bondadosa y liberadora en la historia de aquel a quien se dirige: “Yo te saqué del país de Egipto, de la casa de servidumbre”. La primera palabra contiene el primer mandamiento de la ley: “Adorarás al Señor tu Dios y le servirás [...] no vayáis en pos de otros dioses” (Dt 6, 13-14). La primera llamada y la justa exigencia de Dios consiste en que el hombre lo acoja y lo adore.
2085 El Dios único y verdadero revela ante todo su gloria a Israel (cf Ex 19, 16-25; 24, 15-18). La revelación de la vocación y de la verdad del hombre está ligada a la revelación de Dios. El hombre tiene la vocación de hacer manifiesto a Dios mediante sus obras humanas, en conformidad con su condición de criatura hecha “a imagen y semejanza de Dios” (Gn 1, 26).
2086 «El primero de los preceptos abarca la fe, la esperanza y la caridad. En efecto, quien dice Dios, dice un ser constante, inmutable, siempre el mismo, fiel, perfectamente justo. De ahí se sigue que nosotros debemos necesariamente aceptar sus Palabras y tener en Él una fe y una confianza completas. Él es todopoderoso, clemente, infinitamente inclinado a hacer el bien. ¿Quién podría no poner en él todas sus esperanzas? ¿Y quién podrá no amarlo contemplando todos los tesoros de bondad y de ternura que ha derramado en nosotros? De ahí esa fórmula que Dios emplea en la Sagrada Escritura tanto al comienzo como al final de sus preceptos: “Yo soy el Señor”» (Catecismo Romano, 3, 2, 4).
II “A Él sólo darás culto”
2095 “Las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad, informan y vivifican las virtudes morales. Así, la caridad nos lleva a dar a Dios lo que en toda justicia le debemos en cuanto criaturas. La virtud de la religión nos dispone a esta actitud.
La adoración
2096 La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a Dios es reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como Amor infinito y misericordioso. “Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto” (Lc 4, 8), dice Jesús citando el Deuteronomio (6, 13).
2097 Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos, la “nada de la criatura”, que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el Magníficat, confesando con gratitud que Él ha hecho grandes cosas y que su nombre es santo (cf Lc 1, 46-49). La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo.
La idolatría
2112 El primer mandamiento condena el politeísmo. Exige al hombre no creer en otros dioses que el Dios verdadero. Y no venerar otras divinidades que al único Dios. La Escritura recuerda constantemente este rechazo de los “ídolos [...] oro y plata, obra de las manos de los hombres”, que “tienen boca y no hablan, ojos y no ven”. Estos ídolos vanos hacen vano al que les da culto: “Como ellos serán los que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza” (Sal 115, 4-5.8; cf. Is 44, 9-20; Jr 10, 1-16; Dn 14, 1-30; Ba 6; Sb 13, 1-15,19). Dios, por el contrario, es el “Dios vivo” (Jos 3, 10; Sal 42, 3, etc.), que da vida e interviene en la historia.
2113 La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde el momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios. Trátese de dioses o de demonios (por ejemplo, el satanismo), de poder, de placer, de la raza, de los antepasados, del Estado, del dinero, etc. “No podéis servir a Dios y al dinero”, dice Jesús (Mt 6, 24). Numerosos mártires han muerto por no adorar a “la Bestia” (cf Ap 13-14), negándose incluso a simular su culto. La idolatría rechaza el único Señorío de Dios; es, por tanto, incompatible con la comunión divina (cf Gál 5, 20; Ef 5, 5).
2114 La vida humana se unifica en la adoración del Dios Único. El mandamiento de adorar al único Señor da unidad al hombre y lo salva de una dispersión infinita. La idolatría es una perversión del sentido religioso innato en el hombre. El idólatra es el que “aplica a cualquier cosa, en lugar de a Dios, la indestructible noción de Dios” (Orígenes, Contra Celsum, 2, 40).
Nota. Todo esto que la Iglesia enseña sobre el culto de adoración a Dios, ¿lo hace también con María, los santos y sus respectivas representaciones? Definitivamente, NO
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B. “No tengas otros dioses fuera de mí…”
¿Qué es idolatría? ¿La Iglesia Católica enseña o insinúa que exista o existan otras divinidades (de igual o de menor rango) a las que haya que honrar igual que a Yahveh y con sus mismos atributos?
*Dios prohibe la adquisición y posesión, creencia y confianza de cualquier divinidad que NO sea Él.
*Esas otras divinidades fuera de Él (Yahveh) es lo que la Biblia llama ÍDOLOS (divinidades falsas).
-Menciona algunas (seres materiales, objetos de superstición, creencias falsas: santería, espiritismo, astrología y todo tipo de adivinación, cadenas, amuletos y todo tipo de objetos mágicos...)
-El culto, veneración y honra a estas entidades y el darles la misma o mayor importancia que a Dios, la Iglesia Católica las llama idolatría.
-¿Es posible caer en idolatría con las imágenes sagradas de la Iglesia? ¿Cómo?
Por ejemplo, cuando vemos a mafiosos y delincuentes usando un rosario al cuello como amuleto de buena suerte (o engancharlos al carro con el mismo propósito), no solamente se incurre en el pecado de idolatría, sino también es una blasfemia y profanación de algo sagrado como amuleto contra el mal, pero para realizar el mal.
*¿Qué es idolatría?
-IDO - Ídolo (divinidad falsa, que no existe).
-LATRIA - Latría (Culto de adoración, veneración y homenaje exclusivo a la Divinidad).
*¿La Iglesia Católica enseña o insinúa que exista o existan otras divinidades (de igual o de menor rango) a las que haya que honrar igual que a Yahveh y con sus mismos atributos? Comenta.
-No. No existe, en absoluto, ningún artículo o fórmula de fe que indique o insinúe la existencia de alguna otra divinidad(es) de igual rango o inferior a Dios y que comparta sus mismos atributos (en su totalidad o en parte).
Para un protestante o alguien influenciado por la doctrina protestante, la respuesta a la pregunta sería afirmativa. Pero con este juicio están incurriendo en un juicio temerario y contra la caridad, es decir, juzgar (ya por ignorancia o maliciosamente) a una persona de algo que no ha hecho, no es aquello de lo que es juzgada, ni cree en lo que es juzgada. Por ejemplo, si veo a un ministro (católico, protestante, político...) en un puesto, colmado o tienda donde también se venden bebidas alcohólicas y digo y afirmo (emito un juicio) que tal ministro es un borracho, por el simple hecho de verlo en ese lugar, estoy emitiendo un juicio temerario y, de ser falso, contra la caridad debida a Dios y al prójimo, pues estaría dañando y destruyendo la reputación de la persona con una calumnia.
*Entonces ¿por qué a María y a los santos la Iglesia Católica enseña que hay que venerar y honrar?
-La respuesta nos la da la misma Virgen María en el
Magnificat: Lucas 1, 46-49:
"Por eso desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones. En verdad el Todopoderoso hizo grandes cosas en mí, reconozcan que Santo es su Nombre..."
Porque Dios ha obrado, como dice el texto, grandes maravillas en ellos, por lo que, gracias a esta bondad y misericordia de Dios, la Iglesia Católica glorifica a Dios y reconoce en ellos la salvación realizada por Jesucristo en sus santos. Así la Iglesia fundada por Jesucristo los presenta ante los pueblos como testimonios vivos de la presencia de Dios en el mundo.
Pero el protestante dirá que a los santos no hay que imitar, sólo a Jesús. Además ellos están muertos...
Dos cosas:
1. Según la Sagrada Escritura, podemos imitar a los siervos y ministros santos de Dios.
a. 1 Corintios 4,15-16: "Pues aunque hayáis tenido 10.000 pedagogos en Cristo, no habéis tenido muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, os engendré en Cristo Jesús. Os ruego, pues, que seáis mis imitadores."
b. 1 Tesalonicenses 1,6-7: "Por vuestra parte, os hicisteis imitadores nuestros y del Señor, abrazando la Palabra con gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones. De esta manera os habéis convertido en modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya."
Pero el protestante en su afán de contradecir siempre a la Iglesia Católica, pues no puede soportar ni aceptar que ella tenga razón, objetará y dirá que, "ellos están vivos y ustedes los católicos siguen a muertos".
2. La Virgen María o los santos, ¿están muertos, están vivos?
Para muchas sectas tanto la Madre de Jesús-Dios como los amigos de Dios que ya han partido, están muertos y no se dan cuenta de nada. Pero ¿qué nos dice y enseña la Biblia?
-Lo primero que hallamos es la afirmación categórica de Jesucristo de que Dios “es Dios de vivos, no de muertos”.
-En la parábola del Rico y Lázaro (Lucas 16, 19-31) Jesucristo, inmediatamente después de muertos, sitúa a los personajes en los diversos estados según vivieron con relación a Dios y al prójimo. De no existir nada después de la muerte, Jesucristo no hubiese desarrollado esta parábola de la manera como la desarrolló, sino de otra manera distinta y con situaciones diversas pero con el mismo mensaje.
En esta línea de la supervivencia inmediatamente después de la muerte, es San Pablo quien nos da más luz al respecto. Dice:
-«No quiero que sigan en la ignorancia acerca de los difuntos, para que no estén tristes como los demás que no tienen esperanza. Porque, si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios, llevará con Jesús, a los que murieron con él.» (I Tesalonicenses 4, 13-18).
-Ante esta verdad esperanzadora San Pablo puede decir: “Deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor.” (Filipenses 1, 22-24).
-“...siempre llenos de buen ánimo, sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor, pues caminamos en la fe y no en la visión... Estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor. Por eso, bien en nuestro cuerpo, bien fuera de él, nos afanamos por agradarle” (2 Corintios 5, 6-9).
-“Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia” (Filipenses 1, 21).
Luego en el pensamiento de San Pablo, el morir NO es quedarse en la tumba, inconsciente, sino un abandonar este mundo temporal para, inmediatamente después de la muerte, ir a morar con Jesucristo en el Reino de su Padre. Quien no crea en esta verdad bíblica, no puede creer en la Biblia.
-Por eso San Pedro nos asegura que, Jesucristo, una vez muerto en la Cruz del Calvario, «en el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados» (1 Pedro 3, 19-20) de aquellos que ya habían muerto. Si no existiera una vida después de la muerte, y el elemento espiritual (alma) del ser humano no sobrevive a dicha muerte, no tendría sentido el que Cristo fuese a predicar a los espíritus de los ya fallecidos.
-Por eso el autor del Libro de los Hebreos dice con júbilo y esperanza que “Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación,... (Hebreos 12, 22-23).
Como leemos, en este texto el autor nos refiere y hace alusión al reino celestial donde están presente las “miríadas de ángeles”; el reino donde se reunirán (y se reúnen) los “inscritos en los cielos”; donde ya alcanzaron y están gozando de la visión de Dios “los espíritus de los justos llegados ya a su consumación”. Y si son espíritus, no son o no poseen cuerpo físico; y si son de los justos, quiérese decir que ya han muerto, ya no están en este mundo; y si se asegura que son de los que ya han llegado a su consumación, es decir, a la perfección que sólo puede ser alcanzada en el cielo, ante la visión beatífica de Dios, estamos ante un testimonio bíblico de que después de la muerte el espíritu del fallecido sigue vivo y consciente, ya en el cielo (como en este caso bíblico) o en el infierno (como el Rico en la parábola de Lucas 16).
Con todos estos textos bíblicos podemos entender aquella enseñanza del Eclesiástico 12, 7: “vuelva el polvo a la tierra, a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios que es quien lo dio.”
Por consiguiente, tal y como enseña la Iglesia Católica, la Virgen María y los santos No están muertos, sino vivos en la presencia de Dios.
Continuando con la enseñanza de la Iglesia en el Catecismo…
III. “No habrá para ti otros dioses delante de mí”
2110 El primer mandamiento prohíbe honrar a dioses distintos del Único Señor que se ha revelado a su pueblo. Proscribe la superstición y la irreligión. La superstición representa en cierta manera una perversión, por exceso, de la religión. La irreligión es un vicio opuesto por defecto a la virtud de la religión.
La superstición
2111 La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22).
Adivinación y magia
2115 Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto. Sin embargo, la imprevisión puede constituir una falta de responsabilidad.
2116 Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.
2117 Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la salud—, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.
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La veneración e intercesión de los Santos, muy completo
***continuará
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