La Biblia, la Palabra de Dios escrita

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Las Santas Escrituras son fuente inagotable de eterna sabiduría que, por la acción del Espíritu Santo, la Iglesia nos la interpreta, nos la enseña y nos invita a vivirla.

Protestantismo: datos históricos desde dos posturas II

Origen y protagonistas de la Revolución protestante




Segunda postura: El protestantismo desde una perspectiva no católica

Protestantismo, una de las tres principales confesiones religiosas del cristianismo, junto a las representadas por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. El protestantismo empezó como un movimiento reformador de la Iglesia cristiana occidental en el siglo XVI, que daría lugar a la Reforma protestante que separó a las Iglesias reformadas de la Iglesia católica. El objetivo declarado por los reformadores pioneros era el de restaurar la fe cristiana como había sido en sus orígenes, manteniendo lo que ellos consideraban valioso de la tradición romana que se había desarrollado en los siglos intermedios.

Las cuatro tradiciones protestantes principales que emergieron tras la Reforma fueron la luterana, la calvinista, la anabaptista y la anglicana.  A pesar de las considerables diferencias que hay entre ellas en cuanto a prácticas y doctrina, coinciden en su rechazo a la autoridad del papa y en la importancia que se concede a la Biblia y a la fe individual.

El término protestantismo se otorgó al movimiento después de la II Dieta de Spira (1529), que fue una asamblea imperial donde la mayoría católica retiró la tolerancia otorgada a los luteranos durante la primera, celebrada tres años antes. Seis príncipes luteranos y los dirigentes de 14 ciudades libres alemanas firmaron una protesta, es decir, manifestaron su disconformidad y se reafirmaron con ahínco en su fe, con lo que los luteranos pasaron a ser conocidos como protestantes. El término ha ido asociándose cada vez más a las iglesias que no son la católica, ni la ortodoxa ni otras iglesias de la tradición oriental.  A  principios de la década de 1990, en el mundo había 436 millones de protestantes (contando con los 73 millones de anglicanos), lo que suponía la cuarta parte de la cristiandad.

Historia. En realidad, el movimiento protestante precedió a la Reforma del siglo XVI.  Algunos movimientos disidentes de la Iglesia medieval tardía anticipaban la Reforma con sus denuncias de la corrupción generalizada de la Iglesia de Roma, así como de aspectos importantes de las enseñanzas católicas.

Precursores. Al empezar el siglo XII los valdenses, seguidores del mercader francés Pierre  Valdo, practicaban lo que consideraban el sencillo y no corrupto cristianismo de la Iglesia primitiva. El movimiento, localizado en Francia e Italia, sobrevivió a una violenta persecución oficial y, durante la Reforma, muchos valdenses se convirtieron al calvinismo.

Alrededor de 1380 los lolardos aparecieron en Inglaterra, guiados por las enseñanzas del teólogo John  Wycliffe, quien negaba la autoridad de los prelados eclesiásticos (que consideraba corruptos en el plano moral), la transubstanciación y otras enseñanzas tradicionales, y abogaba por la fe bíblica. Los lolardos fueron perseguidos, pero sobrevivieron e influyeron en la Reforma inglesa.

Las enseñanzas de Wycliffe calaron en el reformador bohemio Jan Hus, cuyos seguidores (los husitas), reformaron la Iglesia bohemia y consiguieron una independencia virtual tras el martirio de Hus, excomulgado por  Alejandro  V  y quemado vivo por orden del Concilio de Constanza en 1415. Muchos se convirtieron al luteranismo en el siglo XVI. La Reforma.  Algunas novedades en la Europa del siglo XVI explican el triunfo de Martín Lutero y otros reformadores en comparación con sus antecesores. Tanto el poder del Emperador como el del Papa estaba declinando y ambos estaban preocupados por el avance de los turcos en Europa central y en el Mediterráneo. Además, la invención de la imprenta en el siglo XV posibilitó la difusión de tratados religiosos entre la nobleza y el pueblo llano, en especial en el norte de Europa.

Es un hecho aceptado por la mayoría de los historiadores que la publicación de las 95  Tesis de Martín Lutero en el día de  Todos los Santos, en 1517, marcó el comienzo de la Reforma; en ellas atacaba la venta indiscriminada de indulgencias para financiar la construcción de la basílica de San Pedro en Roma, la gran empresa del papa Julio II. Lutero era un monje agustino y profesor de teología en la Universidad de Wittenberg. Consideraba que no era suficiente para obtener su salvación seguir las enseñanzas católicas tradicionales. Empezó a pensar que esa salvación se encontraba en la doctrina de la justificación de la gracia divina a través de la fe sola, mientras que la teología católica había oscurecido ese aspecto dando la misma importancia a las buenas acciones, a las obras. Pensaba que la venta de indulgencias era un abuso basado en ese énfasis equivocado en la importancia de las buenas acciones.

Al principio, Lutero quiso reformar la Iglesia desde dentro, pero se topó con una firme oposición. Al no querer retractarse y pedir que se demostrara su error mediante las Escrituras, negó la autoridad de Roma y fue excomulgado. Bajo la protección de Federico el Sabio, elector de Sajonia, escribió libros y panfletos, y sus ideas se extendieron rápidamente por toda  Alemania y otros lugares de Europa. En Escandinavia se establecieron con gran rapidez iglesias luteranas que proclamaron su carácter nacional.

Martin Lutero. Teólogo y reformador religioso alemán, precipitó la Reforma protestante al publicar en 1517 sus 95 tesis denunciando las indulgencias y los excesos de la Iglesia católica. Para Lutero la esencia del cristianismo no se encuentra en la organización encabezada por el papa, sino en la comunicación directa de cada persona con Dios.

Martín Lutero nació en Eisleben en 1483, hijo de una familia de origen campestre y dueña de una mina.  Atendía la escuela latina en Mansfeld desde 1488, continuando sus estudios en Magdeburgo y luego en Eisenach. En 1501, empieza sus estudios en Erfurt con la intención de hacerse abogado.

En 1505, tomó una decisión que iba a cambiar el curso de su vida de manera radical. Decidió entrar al monasterio Augustino en Erfurt.

Esa decisión, junto a la búsqueda de un Dios gracioso y la voluntad del mismo, culminó en el desarrollo de la reforma de la iglesia. Las experiencias negativas que Lutero tuvo con los medios eclesiales de gracia, no solo favorecieron la crítica respecto al lamentable  estado de las prácticas en la iglesia, sino más bien obligaron a una revisión fundamental de la teología medieval.

En 1507, con 24 años, fue ordenado sacerdote y tres años más tarde viajó a Roma, la capital de la cristiandad; pero este viaje, lejos de ayudarle en su búsqueda espiritual, tuvo para él el efecto contrario al percatarse de la frivolidad y mundanalidad en la que aquella iglesia había caído. De vuelta a su patria se doctoró en teología en 1512 comenzando a dar clases en la universidad de  Wittenberg.

Las indulgencias. En 1517 aparece en escena un monje dominico, Tetzel, predicador de las indulgencias. Por medio de la compra de indulgencias, según la enseñanza tradicional, se libraba a las almas recluidas en el purgatorio de los tormentos del mismo. El dinero obtenido en esta ocasión por este medio sería invertido, a partes iguales, en la erección de la basílica de San Pedro en Roma y en la compra por parte de Alberto de Hohenzollern de un obispado. Fue entonces cuando Lutero escribió y clavó en la puerta de la iglesia del castillo de  Wittenberg sus Noventa y cinco tesis. Este documento fue la chispa que puso en marcha todo un proceso cuyas consecuencias iban a ser de largo alcance.

Su crítica pública contra el abuso de las cartas de indulgencias en 1517 no solo produjo la discusión deseada, sino que además causó la apertura de un tribunal de inquisición culminando en la excomulgación de Lutero, después de la dieta imperial de  Worms, en 1521. Federico el Sabio organizó un "secuestro" para proteger la vida de Martín Lutero.

Lutero se quedaba en el castillo Wartburg como Doncel Jorge por casi un año, traduciendo el Nuevo Testamento al alemán.

El 15 de junio de 1520 León X publicó la bula de excomunión de Lutero intitulada Exsurge Domine; cuando Lutero la recibió se dirigió al pudridero de la ciudad y, juntamente con el Derecho Canónico, la arrojó a las llamas. La ruptura estaba consumada. Un fraile había osado levantarse él solo ante todo un sistema religioso de más de mil años de antigüedad, con el solo apoyo de la Palabra de Dios.

En ese mismo año de su condenación Lutero ha escrito incansablemente algunas de sus mejores obras: A la nobleza cristiana de la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia y La libertad cristiana.

Lutero viajó a Worms bajo la protección de un salvoconducto y allí, conminado ante Carlos V, a pronunciarse sobre sus doctrinas pronunció las memorables palabras: "Si no me convencen mediante testimonios de las Escrituras o por un razonamiento evidente (puesto que no creo al papa ni a los concilios solos, porque consta que han errado frecuentemente y contradicho a sí mismos), quedo sujeto a los pasajes de las Escrituras aducidos por mí y mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia.”

La suerte estaba echada; Lutero se había enfrentado al poder religioso y ahora lo estaba haciendo al poder secular. Las dos grandes instituciones: Iglesia e Imperio no estaban por encima de la Palabra, sino sujetas a ella.

La ruptura mas evidente con los votos monásticos se realizó cuando se casó con la anterior monja Catarina de Bora, en Junio de 1525. Ahí, se formó el núcleo principal de la casa parroquial evangélica.

"Después de la Palabra de Dios no hay un tesoro más precioso que el santo matrimonio. El mayor don de Dios sobre la tierra es una esposa piadosa, alegre, temerosa de Dios y hogareña, con la que puedes vivir en paz, a la que puedes confiar tus bienes, tu cuerpo y tu vida.”

Después de la guerra de campesinos en 1525, reprobada por Lutero, el reformador promovía la formación de una Iglesia Evangélica terretorial por visitaciones y regulaciones eclesiales.

Falleció en Eisleben, su ciudad natal, en Febrero 1546. Por orden del príncipe elector, Lutero fue sepultado en la iglesia del castillo en Wittenberg.

Con su traducción de la Biblia al Alemán, Martín Lutero ganó fama permanente en relación con la unificación del idioma alemán. Hoy en Día, unos 70 millones de fieles pertenecen a la Iglesia Luterana.

Inventar un idioma, crear una religión. Lutero fue el primero en potenciar el invento de Gutemberg. Hasta 1534 sólo circulaban traducciones al latín de la sagrada escritura, cuya lectura y estudio estaban destinadas a sacerdotes y eruditos. La traducción de Lutero intentó poner la Biblia al alcance de la población, siguiendo su idea de que cada lector y no la iglesia es responsable de la interpretación de la Biblia.

Para conseguir su objetivo, Lutero inventó una suerte de mezcla entre las características común de los dialectos que por entonces se hablaban en Alemania y el latín y así creó el llamado "alemán puro", un idioma artificial que es la base de la actual lengua alemana.

Lutero publicó su Biblia apenas 60 años después de la invención de la imprenta y con ello se transformó en el primer libro de circulación masiva de la historia y también marcó el inicio de otra revolución: la lectura masiva.

Origen.  Martín Lutero nació en Eisleben en 1483. El hombre que estaba destinado a ser una de las personalidades más conspicuas de la historia de la Iglesia, ingresó en el monasterio agustino de Erfurt a la edad de 22 años.

Agitado por un profundo deseo de obtener la salvación no le importó decepcionar a su propio padre al tomar tal decisión, quien había puesto muchas esperanzas en el futuro profesional de su hijo.

Decepción.  En 1507, con 24 años, fue ordenado sacerdote y tres años más tarde viajó a Roma, la capital de la cristiandad; pero este viaje, lejos de ayudarle en su búsqueda espiritual, tuvo para él el efecto contrario al percatarse de la frivolidad y mundanalidad en la que aquella iglesia había caído. De vuelta a su patria se doctoró en teología en 1512 comenzando a dar clases en la universidad de  Wittenberg.

Hambre de Dios y descubrimiento.  Hasta entonces, Lutero había acudido a todos los recursos espirituales para encontrar paz con Dios: la confesión auricular, la comunión frecuente, la penitencia, las lecturas edificantes, la meditación etc. Pero al tener que preparar como profesor sus clases sobre los Salmos y sobre la carta a los Romanos, fue donde descubrió la fuente de donde viene el perdón de los pecados y la paz de la conciencia: la justificación gratuita del pecador a través de la fe en Jesucristo.

Consecuencias.  Si esto era así, muchas de las prácticas sostenidas por la Iglesia eran totalmente inútiles y dañinas para las almas en busca de perdón, porque alentaban a buscarlo en cosas que no podían impartirlo. Es más, si esto era así, significaba que la Iglesia se había apartado del evangelio de la gracia de Dios, sustituyéndolo por un sistema sacramental en el que el sacerdote suplantaba la mediación única de Cristo. Es en esta época de profesor cuando se entrega al estudio del griego y del hebreo con el objetivo de profundizar en el significado y matices de las palabras; algo que luego le será de gran provecho a la hora de traducir la Biblia.

Las indulgencias. En 1517 aparece en escena un monje dominico, Tetzel, predicador de las indulgencias. Por medio de la compra de indulgencias, según la enseñanza tradicional, se libraba a las almas recluidas en el purgatorio de los tormentos del mismo. El dinero obtenido en esta ocasión por este medio sería invertido, a partes iguales, en la erección de la basílica de San Pedro en Roma y en la compra por parte de Alberto de Hohenzollern de un obispado. Fue entonces cuando Lutero escribió y clavó en la puerta de la iglesia del castillo de  Wittenberg sus Noventa y cinco tesis. Este documento fue la chispa que puso en marcha todo un proceso cuyas consecuencias iban a ser de largo alcance.  Ante la Iglesia Como consecuencia de la rápida difusión de las  Tesis, Lutero es llamado en 1518 a dar cuentas en Roma. Sin embargo, el elector Federico de Sajonia logra que en vez de tener que ir a Roma, el encuentro se produzca en Augsburgo. Probablemente la protección que este gobernante ejerció hacia Lutero fue uno de los factores clave, humanamente hablando, en el triunfo de la Reforma. En Augsburgo Lutero se encuentra con Cayetano, el enviado del papa León X. Pero el cardenal Cayetano no estaba allí para dialogar con un  oscuro fraile sobre ciertas cuestiones teológicas; lo único que Cayetano esperaba de Lutero era una cosa: la retractación. Lutero contestó  que la Biblia tenía primacía sobre todos los decretos, a lo que Cayetano repuso que el papa estaba por encima de los concilios y de la Escritura.  "Yo niego que esté por encima de la Escritura.", respondió Lutero. A partir de ahí se terminó el encuentro.

Todavía habría lugar para otro debate entre Lutero y una autoridad católica; se celebró en Leipzig en 1519 teniendo como contrincante al teólogo Juan Eck. Éste acusó a Lutero de reavivar las opiniones de Huss sobre el papado y con ello estar bajo la misma sentencia de excomunión con la que Huss fue condenado por el concilio de Constanza; Lutero respondió que muchas de las opiniones de Huss eran totalmente correctas. Luego ¿se equivocó el concilio que lo condenó?, preguntó Eck, a lo que Lutero contestó que los concilios pueden equivocarse. A estas alturas Lutero ya había puesto en entredicho la autoridad del papa y ahora también ponía en entredicho la fiabilidad de los concilios. Era a todo el cimiento mismo del sistema católico romano al que Lutero estaba negándole infalibilidad. El paso decisivo ya estaba dado, ¡Lutero era un hereje!

Excomunión.  El 15 de junio de 1520 León X publicó la bula de excomunión de Lutero intitulada Exsurge Domine; cuando Lutero la recibió se dirigió al pudridero de la ciudad y, juntamente con el Derecho Canónico, la arrojó a las llamas. La ruptura estaba consumada. Un fraile había osado levantarse él solo ante todo un sistema religioso de más de mil años de antigüedad, con el solo apoyo de la Palabra de Dios. En ese mismo año de su condenación Lutero ha escrito incansablemente algunas de sus mejores obras: A la nobleza cristiana de la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia y La libertad cristiana.

Ante el emperador. El recientemente elegido emperador, Carlos, convoca una Dieta en  Worms en 1521 para tratar ciertos asuntos concernientes al gobierno; uno de ellos es el  "caso Lutero". Hay que hacer que la condenación eclesiástica de la bula papal se traduzca en condenación imperial por parte de la autoridad civil; en otras palabras: hacer efectiva la condena, acabar con Lutero. De nuevo aquí la intervención de Federico de Sajonia, apodado el Sabio, volvió a ser de importancia trascendental para la causa de la Reforma: Lutero viajó a Worms bajo la protección de un salvoconducto y allí, conminado ante Carlos V, a pronunciarse sobre sus doctrinas pronunció las memorables palabras:  "Si no me convencen mediante testimonios de las Escrituras o por un razonamiento evidente (puesto que no creo al papa ni a los concilios solos, porque consta que han errado frecuentemente y contradicho a sí mismos), quedo sujeto a los pasajes de las Escrituras aducidos por mí y mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia.”

La suerte estaba echada; Lutero se había enfrentado al poder religioso y ahora lo estaba haciendo al poder secular. Las dos grandes instituciones: Iglesia e Imperio no estaban por encima de la Palabra, sino sujetas a ella.

La traducción de la Biblia. Cuando Lutero dejó  Worms para regresar a Wittenberg su vida corría peligro. En un punto del camino fue secuestrado por unos jinetes desconocidos y llevado al castillo de Wartburg. Este secuestro, planeado por Federico el Sabio, era el medio de ponerlo a salvo de sus enemigos. Durante varios meses nadie supo qué había sido de Lutero, si estaba vivo o muerto. Pero fue precisamente en ese refugio donde se entregó a la traducción del Nuevo  Testamento al alemán; en menos de tres meses estaba terminada.  Antes de eso ya existían traducciones de las Escrituras a dicho idioma, pero estaban hechas a partir de la  Vulgata y eran toscas y fuera del alcance del pueblo. La traducción de Lutero estaba hecha a partir del Nuevo Testamento griego que Erasmo de Rotterdam había compilado.

Obra maestra. Sin duda ésta fue una, si no la mayor, de las grandes contribuciones del reformador alemán a su patria. La primera edición en septiembre de 1521, en la que no se decía el año, ni el nombre del impresor ni del traductor, fue de tres mil ejemplares y tal fue su éxito que tres meses después hubo que hacer una reedición. Para el año 1553 las ediciones del Nuevo Testamento de Lutero ya eran cincuenta y ocho.

"Todos los que conocían el alemán, nobles y plebeyos, los artesanos, las mujeres, -dice un contemporáneo de Lutero- todos leían el Nuevo Testamento con el más ferviente deseo. Lo llevaban consigo a todas partes; lo aprendían de memoria; y hasta gente sin instrucción se atrevía, fundando en las Sagradas Escrituras su conocimiento, a disputar acerca de la fe y del evangelio con sacerdotes y frailes, y hasta con profesores públicos y doctores en teología.”

La traducción de Lutero atendía más al sentido que a la letra, algo en lo cual él sería hoy enteramente actual, pues estaba hecha en un lenguaje tan vivo y tan popular que todos lo entendían.  Aunque no hubiera hecho otra cosa, la Biblia de Lutero, supuso un hito tal en la fijación de la lengua germana y en la difusión de la Palabra de Dios, que por sí sola hubiera bastado para darle al reformador fama imperecedera. La terminación de toda la Biblia la llevó a cabo en 1534.

Del trabajo de la misma nos da razón el mismo Lutero: "Algunas veces nos ha sucedido que durante quince días, y aun tres o cuatro semanas, hemos buscado una sola palabra, e inquirido su verdadero sentido, y tal vez no lo hemos encontrado. Como ahora está en alemán y en lengua fácil, cualquiera puede  leer y entender la Biblia, y recorrer pronto con sus ojos tres o cuatro hojas, sin apercibirse de las piedras y tropiezos que antes había en el camino”

La Biblia para Lutero era el libro  "que debe llenar las manos, lenguas, ojos, oídos y corazones de todos los hombres. La Biblia sin comentarios es el sol que por sí solo da luz a todos los profesores y pastores.”

La Guerra del Campesinado. Poco después volvió a Wittenberg donde hubo de enfrentar los excesos que Carlstadt, en su ausencia, había provocado. En 1525 tienen lugar dos acontecimientos en la vida de Lutero de signo contrario; el primero es la Guerra del Campesinado, ante la cual el reformador tomó una postura totalmente contraria a los campesinos. A pesar de que las peticiones de éstos eran de sentido común: derecho a coger leña de los bosques, abolición de la servidumbre, reducción de los impuestos, cese de los castigos arbitrarios, etc. Lutero reaccionó poniéndose del lado de las autoridades y escribiendo un duro alegato Contra las hordas asesinas y ladronas de campesinos.

Matrimonio de Lutero. El segundo acontecimiento de ese año es su matrimonio con Catalina von Bora. Al lado de esta mujer, Lutero construyó un hogar marcado por la felicidad conyugal y familiar. Una vez dijo: "Después de la Palabra de Dios no hay un tesoro más precioso que el santo matrimonio. El mayor don de Dios sobre la tierra es una esposa piadosa, alegre, temerosa de Dios y hogareña, con la que puedes vivir en paz, a la que puedes confiar tus bienes, tu cuerpo y tu vida."  En 1546 murió en Eisleben, la aldea en la que había nacido, confesando hasta el último momento la fe que había predicado.

Zuinglio. Pocos años después de la reivindicación heterodoxa de Lutero surgió un movimiento reformador independiente y más radical en Zurich (Suiza) dirigido por el pastor suizo Ulrico Zuinglio. Los estudios bíblicos de Zuinglio le llevaron a la conclusión de que sólo lo que se autorizaba de un modo literal en las Escrituras debía conservarse en la doctrina y en las prácticas de la Iglesia. El luteranismo conservaba muchos elementos de la liturgia medieval, pero Zuinglio abogaba por una ceremonia simple y, en oposición a la Iglesia católica y al luteranismo, consideraba la eucaristía una ceremonia tan sólo simbólica. Las reformas de Zuinglio, adoptadas de forma pacífica mediante votación por el Consejo de Zurich, pronto se extendieron a otras ciudades suizas.

Calvino.  El principal reformador de la generación posterior a Lutero y Zuinglio fue Juan Calvino, teólogo francés que hubo de establecerse en Ginebra en 1536. Las reformas de Calvino no eran tan extremas como las de Zuinglio, pero iban acompañadas de un estricto régimen que unía en la práctica Estado e Iglesia en el mantenimiento de la moral y la doctrina correctas. Calvino escribió la primera exposición sistemática de la teología protestante, puso en marcha un sistema de gobierno para la Iglesia presbiteriana y fundó importantes instituciones educativas que formaron a hombres como John Knox, introductor del calvinismo en Escocia, donde se convirtió en la Iglesia presbiteriana. El calvinismo también se extendió a Francia, donde sus seguidores eran conocidos como los hugonotes, y a los Países Bajos, donde reforzó la voluntad para conseguir la independencia de la España católica.

Inglaterra. La Iglesia anglicana fue instaurada en Inglaterra cuando Enrique VIII (en 1534) asumió la autoridad eclesiástica que antes desempeñaba el papa. El objetivo del rey era conseguir la anulación de su matrimonio con Catalina de  Aragón, hija de los Reyes Católicos, más que reformar la doctrina de la Iglesia. Impuso estrictas leyes que defendían las principales características del catolicismo medieval. Sin embargo, bajo los reinados de Eduardo VI e Isabel I, la Iglesia anglicana llegó a convertirse en una institución protestante sin paliativos, como quedó definido  en los Treinta y nueve artículos. Los ritos anglicanos y la organización de la Iglesia conservaron a pesar de todo muchas de las formas del catolicismo romano, apareciendo ante los ojos de muchos como una vía intermedia. Por esto los anglicanos recibieron las críticas de algunos disidentes calvinistas: los puritanos (véase  Puritanismo).

Sectas radicales. Mientras que los luteranos, los calvinistas y los anglicanos constituían Iglesias estables, aparecieron algunos grupos protestantes más radicales.  Todos ellos pensaban que los reformadores no habían ido tan lejos como hacía falta en la dirección de un cristianismo bíblico más sencillo.  Atacaban, por tanto, con la misma  fuerza a las Iglesias protestantes que a la Iglesia católica, por lo que eran perseguidos con virulencia por ambas. Algunos de estos grupos provocaron revueltas políticas o invadieron iglesias destruyendo sus vitrales, sus estatuas y sus imágenes; otros renunciaron al uso de la fuerza. La mayor parte rechazaba la unión entre la Iglesia y el Estado. La más importante de estas sectas fue la anabaptista. Estaba concentrada en Alemania y los Países Bajos, y tuvo un importante papel en las Guerras Campesinas. Rechazaban el bautismo de los niños y lo reservaban para los creyentes adultos. Los menonitas, una secta anabaptista originaria de Holanda y Suiza, eran pacifistas que intentaban formar comunidades cooperativas independientes según los principios del Nuevo  Testamento. En Inglaterra, un grupo guiado por Robert Browne rechazaba que el gobierno de la Iglesia recayera en presbíteros u obispos, y se  convirtieron en los llamados separatistas o independientes. Estos primeros movimientos ejercieron influencia sobre los cuáqueros, que aparecieron hacia 1640 como seguidores de George Fox (1624-1690). Profesaban el pacifismo y la "luz interior" (véase  Sociedad de los  Amigos).

Las colonias americanas. Muchas de estas pequeñas sectas más radicales huyeron de la represión emigrando a América. Los primeros fueron los puritanos. Más tarde llegaron a Nueva Inglaterra los congregacionzotas y los baptistas.  A las colonias del centro de la costa occidental de lo que hoy es Estados Unidos llegó una gran variedad de facciones, entre las que estaban los luteranos, los menonitas y los anabaptistas. En las colonias del sur se instaló la Iglesia anglicana.

Guerras y ortodoxia. La historia del protestantismo primitivo estuvo marcada por luchas donde se entremezclaban los motivos políticos con los religiosos. En Alemania, las guerras religiosas del siglo XVI y la guerra de los  Treinta  Años en el XVII fueron encarnizadas y devastadoras. En Francia los hugonotes calvinistas lucharon en una sangrienta guerra civil contra los católicos, y ello culminó con la masacre de la Noche de San Bartolomé en 1572, en la que murieron muchos caudillos hugonotes. Después de varios enfrentamientos civiles los hugonotes vieron garantizado su culto gracias al Edicto de Nantes (1598), pero muchos se vieron forzados a emigrar cuando Luis XIV  lo revocó en 1685. En Inglaterra, la guerra civil entre el Parlamento y la monarquía correspondía también en gran parte a una contienda intestina entre puritanos y anglicanos.  A  partir de la Paz de  Westfalia (1648), el protestantismo entró en una fase de consolidación. El siglo XVII fue un periodo en el que se definió y expuso con rigor la ortodoxia protestante, enfatizando la autoridad de la Biblia y la lógica religiosa. Esta tendencia se llamó más tarde escolasticismo protestante por analogía con la teología católica sistemática de la edad media.

Pietismo. Hacia 1670 surgió en Alemania el pietismo como respuesta al intelectualismo de la ortodoxia. Bajo la dirección del sacerdote alemán Philipp Jakob Spener, la gente empezó a reunirse en sus hogares en pequeños grupos para estudiar la Biblia y orar. El pietismo daba más importancia a la conversión privada y a una piedad sencilla y activa que a la aceptación de proposiciones teológicas correctas. Se extendió por Alemania y de ahí pasó a Escandinavia y  América.

Racionalismo. La influencia del pensamiento científico y de la Ilustración en la teología protestante se reflejó en el racionalismo, una tendencia que apareció entre los siglos XVII y XVIII. Sus predecesores fueron corrientes como el arminianismo, que negaba la doctrina calvinista de la predestinación de acuerdo con las enseñanzas de Jacobo  Arminio (1560-1609), teólogo protestante holandés, y el latitudinarismo, que fue una tendencia tolerante y antidogmática que apareció dentro de la Iglesia anglicana, durante el siglo XVII. El racionalismo introdujo el espíritu crítico en la teología al defender que se examinaran las creencias tradicionales a la luz de la razón y la ciencia.  Al considerar más importantes las coincidencias generales entre las religiones que las pequeñas cuestiones teológicas, cuestionó duramente las rígidas ortodoxias que se habían desarrollado durante el siglo XVII. La expresión más pura de la tendencia racionalista fue el deísmo, una concepción filosófica sobre la religión que negaba las revelaciones, los milagros y los dogmas de cualquier credo.

Otra forma de racionalismo protestante que tuvo importancia en el siglo XVIII fue el unitarismo. Se originó en el siglo XVI en la Europa continental, donde era llamada socinianismo por su fundador el reformador italiano Fausto Socino (1539-1604). Después del Acta de Tolerancia de 1689, el unitarismo fue profesado de forma clara en Inglaterra; durante el siglo XVIII empezó a tener también seguidores en Nueva Inglaterra. Los unitarios negaban la Trinidad y la divinidad de Jesucristo, y valoraban sobre todo sus enseñanzas morales y su ejemplo.

El metodismo y el evangelismo. La reacción contra las tendencias intelectualistas y formalizantes del protestantismo que había iniciado el pietismo continuó durante el siglo XVIII con el surgimiento de varios movimientos populares que apelaban a las emociones de la experiencia religiosa. En Inglaterra esta reacción adoptó la forma del metodismo, fundado por John  Wesley y su hermano Charles Wesley. Ambos se hallaban bajo la influencia del pietismo y el arminianismo. Predicaban la conversión y la inquietud por los pobres en grandes asambleas celebradas a la intemperie por toda Gran Bretaña. Provocaron un renacer del fervor religioso entre las clases británicas más humildes, que se sentían saturadas por el extremo formalismo y el racionalismo dominante de la Iglesia anglicana. Debido a la desaprobación oficial, el movimiento acabó por separarse de la Iglesia anglicana y se incorporó a los denominados no conformistas.

En las colonias americanas el evangelista inglés George Whitefield y otros sacerdotes itinerantes predicaban en grandes reuniones religiosas a cielo abierto. Inspiraron el primer Gran despertar, un renacimiento generalizado del entusiasmo religioso.

El siglo XIX. Durante el siglo XIX, el protestantismo se convirtió en un movimiento a escala mundial como resultado de una intensa actividad misionera.  También se fue haciendo cada vez más variado al aparecer nuevas sectas y tendencias religiosas. El teólogo protestante más influyente de la época fue el alemán Friedrich Schleiermacher (17681834). Schleiermacher interpretaba la religión como un sentimiento intuitivo de dependencia del Infinito o de Dios, que consideraba una experiencia universal de la humanidad al completo. La importancia de la experiencia religiosa más que de los dogmas fue retomada por la escuela teológica del liberalismo. Los teólogos liberales se propusieron reconciliar la religión con la ciencia y con la sociedad moderna mediante nuevas técnicas históricas y críticas de la ciencia bíblica. Intentaron distinguir el Jesús histórico y sus enseñanzas de lo que consideraban embellecimientos mitológicos y dogmáticos.

El Movimiento de Oxford. También existían tendencias más conservadoras, como por ejemplo el Movimiento de Oxford de la Iglesia anglicana que sostenía con fuerza las tradiciones católicas. Aunque algunos de sus adalides, como John Henry Newman (1801-1890), acabaron ingresando en la Iglesia católica, los anglo-católicos (como se les llamaba) continuaron ejerciendo una importante influencia dentro de la Iglesia anglicana. Restauraron el ayuno y la confesión, y fundaron hermandades religiosas femeninas.

El movimiento evangelista. El movimiento evangelista mantuvo su importancia en el mundo protestante, sobre todo en Estados Unidos. Aparecieron muchas nuevas sectas evangélicas como los adventistas.

Conciencia social. Los protestantes destacaron en muchos movimientos humanitarios y reformadores durante todo el siglo. En Inglaterra, los protestantes evangélicos dirigieron la agitación política que llevó al Parlamento a abolir la esclavitud en los territorios sometidos al dominio británico. En Estados Unidos los protestantes evangélicos también hicieron campaña en contra de la esclavitud (con lo que se provocaron cismas en algunas Iglesias) y en contra de la intemperancia y la prostitución. Otros movimientos respondieron a los problemas de la Revolución industrial. El socialismo cristiano y el evangelio social intentaban aplicar principios cristianos para implantar cambios sociales fundamentales.

El siglo XX. El siglo XX produjo dos reacciones contra el liberalismo teológico. Una fue el fundamentalismo, un movimiento evangélico en su primera expresión que se basaba en la infalibilidad de la Biblia. Otra fue la teología de la crisis, o nueva ortodoxia, que se desarrolló como respuesta al sufrimiento que provocó la I Guerra Mundial y que está ligada al teólogo suizo Karl Barth. Barth volvía a expresar doctrinas centrales de la Reforma como la esencia pecaminosa de la humanidad, y la dependencia esencial y trascendental de la humanidad respecto a Dios. Sin embargo, a diferencia de los fundamentalistas, Barth aceptaba las conclusiones de los estudios bíblicos modernos.

Tras la II Guerra Mundial, el evangelismo, una evolución más moderada del fundamentalismo, se convirtió en una fuerza destacada dentro del protestantismo. También se incrementó la participación en cuestiones políticas y sociales: muchos protestantes militaban en movimientos contra la guerra y en el movimiento estadounidense en defensa de los derechos civiles que lideraba el ministro baptista Martin Luther King.

Otro factor importante fue la aparición del movimiento ecuménico que favoreció la unión de muchas Iglesias protestantes en todo el mundo y llevó a la formación del Consejo Mundial de las Iglesias (1948). Los protestantes establecieron diálogos con la Iglesia católica y con la Iglesia ortodoxa, así como con otras creencias no cristianas.

Creencias y prácticas. La mayor parte de las Iglesias protestantes conservaron las doctrinas centrales de las tradiciones católica y ortodoxa como la Trinidad, la expiación y la resurrección de Cristo, la autoridad teológica de la Biblia, y el carácter sacramental del bautismo y de la eucaristía o Cena del Señor. Sin embargo, algunas doctrinas y prácticas distinguen la tradición protestante de las dos tradiciones cristianas más antiguas.

Justificación de la gracia a través de la fe.  Lutero pensaba que la salvación no depende del esfuerzo o del mérito humano, sino de la gracia otorgada por Dios, que es aceptada por la fe. Las buenas acciones no son despreciadas, pero se consideran más bien fruto de la gracia de Dios que obra en la vida del creyente. La doctrina de la justificación de la gracia a través de la fe se convirtió en un componente esencial de muchas Iglesias protestantes. Lutero y otros reformadores pensaban que el catolicismo había insistido demasiado en la necesidad que tenían los creyentes de hacer méritos, de labrarse un camino hacia la gracia de Dios realizando buenas acciones, ayunando, peregrinando y (como se pensaba generalmente en tiempos de Lutero) comprando indulgencias.  A  los protestantes les parecía que todo esto hacía innecesario el sacrificio de Cristo y dejaba a los seres humanos, que  por definición son todos pecadores, en la duda respecto a su posibilidad de redimirse. Los reformadores enfatizaban la misericordia de Dios, que otorga la gracia inmerecida a los pecadores a través de la actividad salvadora de Jesucristo.

La importancia de la Biblia. Los protestantes consideran que la Biblia es la única fuente y la norma exclusiva y esencial de sus enseñanzas, y rechazan la postura católica que otorga al papa la autoridad suprema en materias de fe y de moral. Lutero y otros reformadores tradujeron la Biblia para permitir que los laicos pudiesen estudiarla y seguir su propio criterio en cuestiones de doctrina.  A  pesar de este acuerdo general en cuanto a la primacía de la Biblia, los protestantes discrepan respecto a los estudios bíblicos y a su interpretación.  Aquellos que aceptan los resultados de la "más alta crítica" (es decir, el estudio crítico de la Biblia desde el punto de vista histórico que se llevó a cabo durante los siglos XIX y XX) consideran que algunos pasajes bíblicos no son auténticos o lo son en un sentido alegórico o simbólico. Los protestantes conservadores, como los fundamentalistas y gran parte de  los evangélicos, sostienen la infalibilidad absoluta de las Escrituras, no sólo en cuestiones de fe, sino también en lo que afecta a la historia, la geografía y la ciencia. Otras diferencias estriban en que algunos protestantes consideran que el criterio individual es el que decide todas las cuestiones relativas a la interpretación de la Biblia, en tanto que otros delegan en las instituciones de sus respectivas Iglesias para guiar a sus miembros en su fe.

El sacerdocio de todos los creyentes. Los líderes de la Reforma reaccionaron contra la institución católica del sacerdocio exaltando el "sacerdocio de todos los creyentes". Incluso sostienen, como Lutero, que la vocación de cualquier cristiano, al contribuir a la sociedad y servir así a su vecino, es tan válida ante Dios como cualquier otra vocación religiosa en un sentido convencional. A pesar de ello, casi todos los movimientos protestantes cuentan con sacerdotes institucionalizados. Mientras que el sacerdote católico se considera un administrador de la gracia de Dios a través de los sacramentos, el ministro protestante se considera un laico que ha sido formado para realizar ciertas funciones dentro de la Iglesia (como predicar y administrar los sacramentos). Como consecuencia de esta creencia en la igualdad esencial de todos los miembros de su comunidad o confesión, el gobierno de las Iglesias protestantes siempre ha tenido una tendencia democrática, aunque con amplios matices. Las principales formas de gobierno en las Iglesias protestantes son la episcopal (los obispos ejercen su autoridad), como en las Iglesias anglicana, episcopal y metodista; la presbiteriana (en la que se elige a los presbíteros o los ancianos, para que representen a las congregaciones en las estructuras decisorias), como en las Iglesias presbiteriana y reformada; y la congregacionalista (en la que la congregación misma es la máxima autoridad), como, entre otras muchas, en las Iglesias congregacionalista y baptista.

Culto. En comparación con la misa católica y la liturgia ortodoxa, el culto protestante es más simple y se centra en el sermón del sacerdote. Los reformadores establecieron que los servicios se celebraran en la lengua vernácula e introdujeron himnos que la congregación debe cantar. Algunos servicios protestantes (como  el pentecostal) son casi espontáneos y carecen de estructura predeterminada: se centran en la participación de la comunidad de fieles y en los dones espirituales, como el don de lenguas.  Todas las tradiciones protestantes redujeron el número de sacramentos de los siete católicos romanos a dos: el bautismo y la eucaristía.

Tendencias recientes. El protestantismo mantiene aún su carácter dinámico y los cambios se han acelerado desde 1960.  Algunas confesiones han adoptado formas de culto muy informal para atraer a los jóvenes; otras se han dividido respecto al ordenamiento de las mujeres como ministras de la fe, la modernización del lenguaje litúrgico, las fusiones con otros credos, así como respecto al perenne debate sobre la interpretación de la Biblia y su  relación con la verdad científica. Los protestantes, como individuos y como colectivos, siguen involucrados de forma muy intensa en materias y conflictos políticos y sociales.  Algunos militan en el bando más reaccionario y otros en el más liberal o radical. Las características que definieron a los primeros protestantes (la voluntad de cuestionar las opiniones recibidas, de denunciar los abusos y de desafiar a las autoridades establecidas) se han mantenido a lo largo del siglo XX. El protestantismo sigue extendiéndose durante este siglo y ejerce una profunda influencia sobre las culturas y las sociedades contemporáneas.

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FORMACIÓN CATÓLICA

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